Hombres de talento; Yoryi Morel

Nosotros —y hora es ya de que nos vayamos dando cuenta de ello— también tenemos hombres desalentó. Hombres de talento y valen más y que tienen mucho más mérito que los hombres de talento de cualquier otro país del mundo; puesto que han tenido que hacerse ellos mismos a base de vocación y de una autodedicación —si es que puede decirse esto—, de un esfuerzo personal, digno del mejor de los encomios.

Hoy queremos referirnos a alguien que es, quizás —y sin quizás— uno de los que más derecho tienen a contarse en el escogido número de los hombres de talento. A alguien que ha tenido suficiente talento para encontrarse a sí mismo y que le sobra talento para encontrar a los demás, a través de unas geniales creaciones intensamente expresivas. Nos queremos referir a nuestro insigne Yoryi. A nuestro Yoryi Morel, inquieto y nervioso, a pesar de toda esa aparente tranquilidad que todos le encontramos en el rostro. A este Yoryi Morel cuya vida es un continuo y eterno torrente de luz y de color y en cuyos ojos lleva siempre prisionero todo el oro de este sol de los trópicos que él ha sabido lograr como nadie.

Autorretrato para mis hijos
  • Titulo: Autorretrato
  • Fecha: 1941
  • Técnica: Óleo sobre plywood
  • Tamaño: 30 x 26 pulgadas
  • Colección: Familia Ceballos Estrella

Yoryi nació un 24 de octubre. Lleva pintando alrededor de veinte años. Pero ya el color le atraía y le fascinaba desde mucho tiempo antes. Desde los tiempos en que juntaba las etiquetas y los anuncios en colores de distintos productos industriales y, decoraba con ellos su alcoba. El color le obsesionó siempre. El color y la luz. Eso lo andan diciendo a grandes voces todas esas telas en que Yoryi pone un poco de sol del que está viendo en la naturaleza y un mucho del sol que lleva adentro.

Esa es la realidad de Yoryi. Decíamos al principio que Yoryi ha tenido suficiente talento para encontrar a los demás. Y es que Yoryi, seguro ya de poseerse en toda su plenitud sin que para ello tenga esa necesidad de salirse de curso que confronta la inmensa mayoría de los pintores de ahora cuando quieren llamar la atención; se permite el lujo de salirse de vez en vez de su curso en unos trazos tan geniales que el mismo Picasso envidiaría, como para que los otros vean que él también sabe hacerlo, y como demostración de que es que no le interesan esas innovaciones que salvo las excepciones que constituyen los verdaderamente genios, sirven con frecuencia para excusar una impotencia creadora o de dominio en el color.

Al hablar de Yoryi Morel no nos anima la intención de criticar ni comentar su técnica. Artistas —tan artistas como el mismo Yoryi, aunque en otro aspecto del arte— no nos interesa la ciencia de ese arte. Nos interesa solamente la emoción estética que nos producen los cuadros del genial artista y para comentarlos nos basta el gesto que hizo nuestro espíritu ante ellos.

Con eso logramos la fuerza de expresión suficiente para respaldar la conclusión a que ya habíamos llegado al comenzar estas notas: Nosotros también tenemos hombres de talento.

– Rafael Meyreles Soler, Cosas Mias, 1944, vía BNPHU copyright © 2018